Sí, la vida me ha atravesado, no lo he soñado, esos hombres, miles de hombres, sobre mi cuerpo, en mis ojos, lo he visto todo y aún lo sigo viendo, todos los días, o casi, pedazos de hombre, solo sus rabos, pedazos de rabos que se excitan por vete tú a saber qué, porque no se empalman por mí, nunca es por mí, sino porque soy una puta, por el hecho de que estoy ahí para eso, para chuparles el rabo, para chupárselo una y otra vez, para succionarlos como si fuera a dejarlos secos, para sacarles de una vez por todas lo que sea que tengan que decir y además, de todas formas, yo no pinto nada en esas secreciones, podría ser otra, ni siquiera una puta, sino una muñeca hinchable, un trozo de imagen congelada, el punto de fuga de una boca que se abre ante ellos mientras se corren con la idea de que tienen lo que hay que tener para que te corras, mientras se soliviantan entre las sábanas haciendo aparecer aquí y allá una cara gesticulante, unos pezones duros, una raja empapada y sacudida por espasmos, mientras se empeñan en creer que esos pedazos de mujer son solo para ellos y que ellos son los únicos capaces de hacerles hablar, los únicos capaces de someterlos al deseo que sienten de verlos sometidos.
Principio de "Puta"
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