Ojos lastimados, consumidos por el llanto,
me habéis herido, por lo que sois desgraciados.
Aunque de hierro fuerais, os habríais resquebrajado;
puede que fuerais un mar, mas ya os habéis secado.
En "Gacelas de arena. Poesías árabes de la Edad de Oro"
No hay comentarios:
Publicar un comentario